De fuego

Ojala, que significa algo así como quisiera Dios, se diría de esta encarnación de madera, que cuando se calienta está que arde aun siendo ignifuga, y es que cuando las lenguas de fuego llegan, y el pasito de tumbilla sale de la negra reja buscando la puerta de salida como si de un laberinto en el mar de cabezas se tratara, en la soledad del galimatico diseño de esta, todo se convierte en fanal sin salida.

Cuando los temerosos seguidores lo tenían todo perdido y no tenían ni idea de lo que podía suceder, de nuevo la Encarnacion se manifestó ante ellos, mostrando las heridas del tormento causado en la madera, para que no tuvieran dudas y  para que recobraran la confianza, y así fortalecidos acatar el nuevo tiempo que había llegado.

 En lo de la Encarnacion se hace difícil que llegaran a entender que se abría una nueva puerta en la Esperanza, cuando las lenguas de fuegos vienen a recordar no solo los caminos en  este nuevo Pentecostés que se se hace festivo siendo laborable, si no que siendo llamarada incandescente trata de iluminar los sentidos de cuantos no ven salida, ni entrada, porque como queda claro el mensaje de la Encarnacion que cada día, mas en estos en los que se pone la cosa que arde, y no solo por las temperaturas de cada verano, y es que tratándose de entrada y salida, hasta el mismísimo Ocon de Oro, descubriría el jeroglífico de la puerta.

En el silencio de la plaza municipal de abastos de la Encarnacion, acaso este lunes si cabe más sola, me vino a recordr aqiel otro en el que la policia municiapl irrumpio en el laberinto con caretas de “jueniganacio” y desplegaban la pancarta el alcade miente.

Que decir. Mi amigo Lolo me envía a diario fotos de las distintas actividades y actos en los que a través de megáfonos y pancartas tratan de hacerle llegar al actual juanespada, cuando menos su compromiso y su palabra. Aquí como que le puedo decir algo, este no la cumple. Es más le aparece el embuste cada vez que le recuerdo lo de la puerta, y eso si que debe de ser algo caliente por como elude quemarse tan solo para cumplir la Ley.

 Llegará la canícula, y con ella la calima sahariana para que el camino metálico de  las setas haga imposible el recorrido inacabado, y no parece posible que el señor alcalde llegue a cumplir sus palabras, palabras de alcalde, que cuando se ofrecen a los ciudadanos deberían de estar grabadas como lenguas de fuego. ¡ Que calor!

Sevilla a 5 de Junio de 2017

Francisco Rodríguez Estévez