En la calle
A las 7.30 de la mañana la cola de personas, la mayoría de
ellas en edad dorada, forman la cola para acceder al centro medico. Me coloco
en la larga fila que imagino es el procedimiento,
y que en pocos minutos ha ido creciendo en la calle, en esta fría mañana de Pentecostés.
Cuando abren las puertas, una estampida de ancianos buscan
el dispensador de números cuando aun faltan quince minutos para que empiecen
las extracciones de sangre que es lo que nos trae. A menos diez, las persianas
abren unas ventanillas que inician un nuevo caos en estos pacientes, pues se
trata de conseguir los viales y tubos que corresponden a la analítica que
solicita el medico, y por supuesto, que luego hay que esperar el turno que
marca el numero que se consiguió en la maquina, al cual le adhieran un código
de barras para que facilite al medico encontrar las analíticas prescrita a los
pacientes.
A las 8.45, he terminado, y además me han adelantado un numero
para la consulta del medico de cabecera,
justo para dentro de 15 días. Debo de suponer que no tengo nada importante, y
que lo mismo, para los casos graves se tiene otro protocolo de actuación médica
acorde con la urgencia que exista-
Llego tarde al trabajo, pero el dia se espera tranquilo. Desde la panorámica de la desierta calle se puede percibir como se acumula el grupo gitano,
solo de mujeres, que a corro bailan y cantan a la sombra de las
setas. Es algo que sucede con cierta frecuencia por mas que desconozca a que pueda
ser debido tanta fiesta étnica, pues en otras ocasiones se advierte por las
ropas que visten, especialmente el raso y los brillos, que pueda ser una boda,
y en otras, por los grandes floripondios que envuelven enormes cirios se puede
interpretar que sean bautizos, o comuniones, y que lo mismo se trata de alguna
costumbre gitana que no alcanzamos a conocer.
En ello observamos que, entre fiesta, toneles que hacen las veces de veladores, los bancos de piedra, el kiosco
que lleva tres años cerrados, la fuente bulto, y los dos árboles muertos que
conforman la que fuera plaza de salón de la Encarnación, a lo que se le ha incrementado la valla que acota la
escalera publica, un camión de servicio municipal de los alcantarillados atascados, que ha
venido para aparcar junto a la barreduela de cristal y la puerta inexistente, y
por si fuera poco, colmatando el lugar una
empresa de servicios exteriores, con camión grúa, repone las luces fundidas en
las farolas, y con los veladores en el rincón, solo nos quedaba enumerar el camión
que, como andamio, esta utilizándose, en el pintado de la fachada de la casa.
Si les cuento que aparecieron tres agentes en las Setas, conuniforme reglamentario y ante
aquel panorama que impedía, entre todos, una circulación que casi era
inexistente, me dije, por donde empezaran a actuar.
Ni que decir tiene que fueran
directo a contactar con el pintor para hacerle bajar de aquel artefacto, y fue
mas que posible, viendo la escena, que
para pedirle algún permiso, o lo mismo alguna otra cosa, pues estando en la
parte de la izquierda lo mismo no se encontraba bien aparcado.
Tres agentes, varias llamadas telefónicas, acaso una hora
escasa. Y todo quedó resuelto con la entrega de un papelito rosa, lo que viene
a significar lo que significa.
Me preguntaba cuanto será el costo al erario publico de una
hora de servicio de un agente de la policía municipal, y en este caso, que
decir del celo profesional cuando no se estuvo, viendo el panorama, a la
altura, pues el camión de los atascos, y el que colocaba las bombillas, el quiosco
cerrado, la fuente bulto, los toneles, y el gran corro que la fiesta tenia,
alteraban de igual manera, si fuera la circulación, que el pintor en su andamio
finalizando su trabajo con remates de ultima hora. Cabe temer tuviera el
permiso caducado.
No tengo ni idea de cuanto será la más que posible sanción.
Lo siento por quien estaba tratando ganar un sueldo por cuenta propia.
Llego a las dos de la tarde a la nueva caja, antes cajasol,
antes San Fernando, y el cajero me indica que no me admite los billetes que
llevo para efectuar un ingreso en cuenta, y es que nada es peor que mantener
contactos personalizados con maquinas, intentaremos de nuevo si mañana puedo acudir
mas temprano.
Al otro lado, sobre las 15.30, en la calle donde cierran los
bares en lo de la Encarnación,
pude saludar a la responsabilidad de la concesionaria que estaba compartiendo
un aperitivo con otras personas, posiblemente fueran empleados y colaboradores,
por esta vez no me pareció lo indicado recordarle lo de la puerta, pero no fueron
por ganas.
Sevilla 20 de Mayo de 2013 (Pentecostés)
Francisco Rodríguez Estévez