Hablemos de la Encarnación
¿Cinco horas? Como la
viuda de Mario, hablando sobre la sentencia que se cierne sobre lo de la Encarnación, como tema
de debate jurídico- patrimonial. ¿Cinco días? Tal vez cinco meses, o cinco
años, acaso un lustro pueda parecer excesivo, pero pasaran muchos y seguiremos
hablando.
Pero, hablemos de lo de la Encarnación mientras esperamos que si la sentencia no lo tira, que los agentes climáticos
hagan su trabajo, y los xilófagos colaboren como cabe esperar.
¿De que Encarnación hablamos? Acaso de la que tuvo cimentación
en tres versiones, cimentación mas agresiva no las hubo se llegó a decir, ni
mas costosa se pudo leer. De
la
Encarnación que desubico la colonia Julia Romula Hispalis al
punto de colgar por las paredes a
la Gorgona
Medusa que estaba
guardada en el subsuelo de los sótanos de la carnicería,
aguantando inundaciones. ¿De
la
Encarnación y
la
Ley de Patrimonio? Acaso podemos hablar sobre las escalinatas,
transgresora y asimétrica
la Norte,
la inutilizada de Poniente, de
la Sur,
diversificando la ocupación, pero a nada que el calor apriete seran peldaños de desolación,
o de insolación ¿De
la Encarnación
y el PGOU?. Para gustos.
De la alineaciones, del hueco-lucernario, de las fuentes-bultos
de los parterres amebas tan sevillanos, o tal vez de los remates jardincillos
que adornan los estípites, salvo aquel que quedó sembrado, acaso sobre el salón
comedor de la importante casa hispalense,
para
contaminar la fuente del siglo XVIII, y como si tal cosa.
Del armonioso puente que da hilazon al conjunto micologico
sobre el que un camino de hierro discurre entre la nube, llamada de tal forma (en
el proyecto teutónico) a las cuadriculas de conglomerado de madera de pino que
forman la cubierta micologica. Puente que por seguridad, lo mejor resulto ser
no utilizarlo, y de paso para acallar calificarle como joya de vanguardia, y compararle,
salvando las distancias, en este caso unos quince metros, con el Puente de Alcántara,
Ponte Vella, puente de Sommiers, de Mérida, puentes del imperio. ¿De la Encarnación de vanguardia? De la sinergia, de la locomotora,
del mimo, de la 5ª avenida, del MOMA, de la demora, de los materiales, del
pegamento, ¡mas madera! De los modificados, de las inauguraciones, de las subvenciones a los placeros, o de la gratuidad para subir. De la desafectacion del edificio, o de su posterior alquiler. De que Encarnacion hablamos.
Hablamos de la azotea, plaza de la mayor indignación, nonato
“planetarium” de bombillas de bajo costo para un universo de constelaciones,
lugar para el ocio juvenil, y eventos mil, y ni tan siquiera dispusieron un
lugar para aliviar las vejigas repletas de crus, o henchidas por la cruz de una
próstata con tratamiento, o quien dice para una evacuación inesperada, o por el
retortijón traicionero. En la desolación de la azotea, solo cabe en estos casos
el aguantar y si tienes suerte bajar al antiquarium, abonar la subida si eres foráneo,
y una vez en el mirador social, pedir la llave de los servicios en uno de los
bares, y subir las escaleras de hierro, teniendo cuidado en no golpearte la
cabeza con la viga de hierro que dejaron saliente a una altura mas que peligrosa.
Con suerte, solo con suerte podrás llegar sin hacértelo encima.
Hablamos de la calle Sur, que transformaron bar de copas, en
la rampa que resulta imposible subirla de forma manual, e incumple la Ley de accesibilidad por
cuanto no puede hacerlo una persona discapacitada por si sola.
Hablamos de la diosa Ceres, que si la traemos de nuevo a la Encarnación, siendo la
gran desconocida, es una escultura de terracota que fue sufragada por los
placeros para decorar la fachada Sur, del desaparecido mercado y hoy no es fácil
de que usted la pueda ver.
Cinco minutos, cinco días, tendremos tiempo, hay especialistas
que vaticinan entre tres a cinco lustros, para que si la sentencia no obliga a
demoler lo de la Encarnación,
caiga por su peso, ya sea el de le ley, o el de la ley de tiempo inexorable, o
por las leyes de la
Naturaleza, ya sea termita, carcoma, o bicho taladro. Ni
mencionar las blatas germánicas, que haberlas hailas.
Hablar de la puerta para la accesibilidad, la de tantas mentiras,
otras tantas historias de unos, de otros, y de ambos.
Hablar de los olores, de la reflexión de la luz en las
vitrinas, o del reglamento de mercado. De la calle sinuosa de puertas absurdas,
e incluso podemos hablar de soluciones, pues mientras esperamos, que digo que
tendremos que seguir….hablando.